Lipoaspiración

Procedimiento quirúrgico asistido por un mecanismo de succión al vacío o por un sistema de ultrasonido (lipoaspiración ultrasónica) que posibilita retirar tejido graso acumulado en diferentes partes del cuerpo, mejorando así su contorno. Esta intervención es muy común en pacientes de ambos sexos. Es una técnica confiable en manos especializadas y casi no deja cicatrices. 

La técnica de lipoaspiración
La operación se puede llevar a cabo bajo anestesia general o local con sedación, según la extensión de la zona a tratar. Podrá hacerse en forma seca o tumescente (infiltrando la región con una solución especial). Se usan cánulas de variables calibre y largo, conectadas a un mecanismo de aspiración (un motor, una jeringa o un mecanismo de ultrasonido). Las cánulas se introducen en las zonas a tratar a través de pequeñas incisiones y, de ese modo, se logra extraer el exceso de células grasas de los depósitos localizados. Al finalizar el procedimiento, se coloca una venda o malla compresiva para prevenir hemorragias e inmovilizar la zona. 

Áreas que pueden lipoaspirarse
Puede aplicarse a cualquier zona con un acumulo graso: doble mentón (papada), cuello, mejillas, brazos, muslos (cara interna y externa), caderas, nalgas, rodillas, tobillos, abdomen. En los hombres puede utilizarse para reducir grasas en las mamas (ginecomastias) y flancos (rollos).

Resultados de la lipoaspiración

Los mejores resultados se obtienen cuando la piel es sana y elástica, con capacidad para retraerse después de la cirugía. Cuando los tejidos están fláccidos, el cirujano puede recomendar una dermolipectomía quirúrgica combinada con lipoaspiración intraoperatoria. El paciente ideal para los logros óptimos de esta técnica es el que tiene un peso promedio con depósitos de grasa localizados en áreas determinadas. La lipoaspiración retira sólo grasa, no puede eliminar irregularidades de la piel, como la celulitis. Los resultados se aprecian tras varios meses, una vez resuelto el edema y retraída la piel.

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